sábado, 6 de abril de 2013

Placer absoluto el de tenerte


Llueve, a mares, pero aún así me arriesgo, y decido salir a la calle. Sin paraguas, necesito notar que algo de esto es real. Corro, porque noto que alguien me persigue. No puedo mirar atrás, ya no hay tiempo. Siento que esos ojos están a punto de alcanzarme, y me asusto. Pensar no me ha venido bien, porque los ojos me han alcanzado, y atrapado. Despejo mi mente, y me veo sudada, encima tuya a punto de pegar el último chillido, y poder respirar tranquilamente. Te miro y noto que me acelero. Me has enganchado. ¿Ahora que hago? Me pregunto. ¿Huyo? No me quedan fuerzas, me respondo a mi misma. 
Me miras, me sonríes y me preguntas si estoy bien, si me ha gustado. ¿Eres idiota? Más que bien, y además me ha encantado. Me bajas y me sientas a tu lado, parece como que me he ido a otro mundo, me hablas y no te escucho, las cosquillas remueven mi estómago, te miro y no puedo aguantarte la mirada. Veo los cristales empañados y me doy cuenta que ya han pasado unas cuantas horas. ¿Esto será siempre así? Sí, me gusta, me gustas tu movimiento cuando me siento encima, tus besos cálidos, tu voz... No puedo resistirme. Decido volver a empaparme en sudor, en ganas, en dolor... Dejo que esto me lleve a donde tenga que ir, no pienso, actúo. Cierro los ojos y dejó que las ganas salgan de mi cuerpo a través de pequeños chilliditos, que te hacen sonreír. Cuando decido abrirlos, solo eres capaz de decirme "que bonita que eres", y entonces me doy cuenta de que salir de esto será mucho más difícil de lo que algún día pude llegar a imaginar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario