jueves, 18 de abril de 2013

Cómplice de todos nuestros actos

Abres la puerta, entro, ni si quiera te miro, en verdad no se si tu lo haces. Nuestro escondite secreto, el cómplice de nuestros engaños y deseos, de nuestras pérdidas y ganancias. Ponemos música y actuamos, nos dirigimos hasta este escondite. Me miras, te miro, me besas, te beso. Una vez más, dejamos que nada afecte y que todo influya. Que las manos vuelen de un sitio para otro. Permitamos que los ruidos salgan de nuestra boca sin necesidad de mentirnos. Acabamos, nos miramos, y tu boca susurra de nuevo un "preciosa". Me río, te ríes, de ti, de mi y de la ignorancia de aquellos que no conocen esto. Miro tu boca, y no puedo evitar hacerla mía. De nuevo música y decides trasladarme a la dura realidad. Una cama, mi cama, 1,20 metros, miro el hueco sin llenar, te deseo, aquí y ahora, de nuevo. Vuelve, deja la realidad, o convierte esto en realidad. Cierra los ojos, y DISFRUTA. 


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